“Bridget Jones – Mad About The Boy” : Una divertida saga que cierra su camino con un excelente e inolvidable film

La cuarta parte de la historia protagonizada por Renée Zellweger, Hugh Grant y Colin Firth, sorprende magistralmente al navegar desde lo dramático construyendo una gran comedia con mucha emotividad, producción que ya fue vista en Argentina por 40 mil personas. El cine mundial necesita más que nunca films como este, sin dudas.

(Capital Federal – Martes 18 de Febrero de 2025) En el nuevo milenio las comedias escasean y resulta un milagro que alguna consiga gran número de asistentes, en tiempos donde las eternas historias de superhéroes e historias de terror cortan la mayor cantidad de boletos en los complejos cinematográficos. Quedan cada vez menos intérpretes volcados a este género y las historias que intentan hacernos reír pululan en un planteo demasiado rebuscado pero burdo, porque está perfectamente claro que a las nuevas generaciones les causa gracia una serie de cosas sencillamente inexplicables, algo muy propio de las generaciones dañadas por el vandalismo político, donde asoma como elemento central la macabra y bochornosa censura del seudo-socialismo, corriente tan proclive a respaldar dictaduras latinas o orientales, que solo suele exhibir sus límites éticos cuando se ve muy necesitada de reprimir la alegría que el viejo milenio respiraba, por más que algunos ahora quieran reinventar para sorpresa de la humanidad el agua, el oxígeno y el viento, aludiendo a la supuesta protección de ciertas minorías que especulan con este planteo, para instalar un permanente odio entre otras cosas a la heterosexualidad y la antigua religión cristiana.

A principios de milenio, cuando los continentes no habían sido infectados por el tumor de la estafa progresista, todavía la gente podía reírse en el cine, la televisión y la radio, pero desde que llegó la cancerígena pasión por los celulares, el mundo se volvió amargo, agrio, violento y criminal, sin olvidar que la educación y valores fueron carbonizados por ciertos líderes políticos que se sienten verdaderamente muy incómodos cuando el electorado està feliz y educado. La patética religión socialista y sus líderes de opinión saben que lo mejor para sus comandantes políticos es un pueblo muy bruto que ría con actitudes violentas, un síntoma que caracterizó más de una década y media de pensamiento tirada a la basura con la finalidad de prohibirnos la felicidad. Llegamos al 2025, tiempos donde cierto sector de la sociedad decidió crucificar a Alberto Olmedo, Guillermo Francella y Benny Hill, entre otros, luciendo estas estrellas del humor totalmente proscriptas acusados de un maltrato no solo incomprobable, sino sustentado en razones carentes de verdad. Llegan los nuevos referentes culturales que quieren decirnos con qué podemos reírnos, mientras no afecte al criminal negociado de los incontables estafadores autócratas que arruinaron el planeta, ante la impávida mirada de una sociedad drogada con esos chocolatines metálicos que un importante número de habitantes se niega a soltar. Por eso, la risa es combatida desde los cimientos de quienes se dicen encargados de protegernos de lo malo de este mundo.

Para los que conservan la memoria, “Bridget Jones’s Diary” (El diario de Bridget Jones) se estrenó en Argentina el 13 de septiembre de 2001, dos días después del brutal ataque terrorista a las Torres Gemelas y el Pentágono en los Estados Unidos. La conmoción que provocó ese ataque ocurrió meses después del estreno de esa película en Norteamérica y buena parte en Europa. En aquél momento la novela de Helen Fielding aludía a temas que hoy tienen muy extremos puntos de análisis, excusados en supuestas defensas de género o costumbres sexuales, tiempos donde los políticos y sus socios culturales no nos decían a quienes nos metíamos en una sala de cine que teníamos permitido para reírnos. Aquella chica rellenita buscando un buen trabajo y alguien que la ame dignamente, permitía que ciertos costumbrismos no estuvieran bajo la lupa de pseudos-psicólogos, que intentan una y otra vez decirnos muy serios que en el pasado nos reíamos de cosas equivocadas. Se ve que buscando hacernos sentir culpables, intentaron reformular la cultura con preceptos tan patéticos como insólitos. Como si una mujer actual cuando está excedida de peso y se mira en el espejo, dijera “estoy rellenita”, cuando en realidad lo primero que sostiene es la expresión “que gorda que estoy”, ajena a las mentiras de una gran sociedad estafada en este nuevo siglo.

Y hablando de polémicas, la surgida con este film nació desde el arranque cuando todo el equipo de producción decidió escoger a una actriz norteamericana, para interpretar a una heroína británica. Recordamos que Bridget Jones nos hizo reír a gigantecas carcajadas, reivindicando a una clase de mujer fuera del ideal de los avisos publicitarios con chicas de cuerpo esmerilado por las dietas. Esta batalladora que surgió como heroína romántica de cuerpo superado por los carbohidratos, proclive a sufrir su incontinencia verbal, resultó la punta de lanza para momentos ridículos que daban vergüenza ajena, aunque con mujeres más cercanas a la espectadora del film que las esbeltas estrellas de Hollywood. Tan buena fue la respuesta de aquèl largometraje que tres años más tarde la historia continuó con “Bridget Jones: The Edge of Reason” (Bridget Jones: Al borde la razón), mostrando a esa rubia batalladora de los cataclismos sociales con sueños y paciencia, mientras su corazón dudaba entre quedarse con el mujeriego Daniel Cleaver (Hugh Grant) y Marc Darcy (Colin Firth), un abogado divorciado con cierto futuro en la diplomacia extranjera. El suceso acompañó la continuación de aquella historia, pero sus protagonistas prefirieron dejar pasar un tiempo antes de retomar esta narración, sostenidos en la necesidad de no quedar encasillados en estos personajes tan queribles y simpáticos.

Recién en el 2016, doce años después de la segunda realización llegó “Bridget Jones’s Baby” (El bebé de Bridget Jones), producción que sufrió la auto-exclusión del brillante actor Hugh Grant, quien al ver el guión no pudo ocultarle a los productores que el libro de la tercera parte no estaba a la altura de sus antecesoras, aclarando que además el papel que este artista encarnaba quedaba reducido a conductas poco creíbles. El film sin este notable artista buscó emparejar la situación con la presencia de Patrick Demsey, pero ese tercer episodio se dio de bruces contra la realidad, al no lograr no solo la recaudación mundial de sus antecesoras sino devaluando en seco la historia, donde la esperada maternidad de la protagonista le restó picardía a una historia que iba en contra de los aciertos que tenía el film original. La mayoría de los seguidores de la saga estimó que ese fallida producción se terminaría convirtiendo en el opaco cierre de una trilogía venida a menos, pero quiso su talentosa protagonista que la divertida y querida heroína inglesa, tuviese 9 años más tarde su revancha con mejores recursos a la hora de decir adiós sin temores ni reproches.

Ha pasado casi una década de esa fallida producción y nadie la recuerda por suerte, por más que ciertos momentos de aquél filme mantuvieran un cierto nivel de calidad creativa, una historia que erró el foco y su desarrollo para llegar a buen puerto. Trabajando como una infatigable productora ejecutiva buscando gran revancha en la pantalla y las taquillas, Renée Zellweger decidió probarse el mameluco de su personaje en una cuarta parte, con la idea que la historia la recordaría victoriosa o estampada contra una pared, buscando la redención de un genial personaje que había dado un muy mal paso casi una década atrás. “Bridget Jones: Mad About The Boy” (Bridget Jones: loca por el chico o Bridget Jones: loca por él, según el país) se convierte por sus características y planteos argumentales, en el supuesto cierre de la gran historia de una mujer que con solo verla todos comienzan a tentarse, para advertir rápido cual será su gran paso en falso delante de todos. Lo que sí sorprende y muy gratamente a los amantes de la saga, es proponer una genial comedia desde la profundidad del drama, para llegar a una clase de humor propio de las sociedades no esclavizadas por aquellos estafadores del bochornoso seudo-socialismo, por màs que el guión incluya ciertas convenciones narrativas, para no romper definitivamente lanzas y quedar algo sintonizado con cierta corrección política que supuestamente deben observar algunas historias en la pantalla grande.

Por las características del largometraje, sin dudas “Bridget Jones:Mad About The Boy” es ahora sí el cierre de la saga, buscando acomodar las cosas luego de ese paso en falso que resultó la anterior realización. A esta altura de los acontecimientos, la protagonista vive una realidad muy contrastante con respecto a lo ocurrido en la tercera parte por un hecho central: ella está viuda hace cuatro años, luego que su amado marido Marc Darcy (Colin Firth) falleciera en Sudán, víctima de un ataque terrorista con una mina terrestre durante una visita de tono humanitario a ese lugar, a raíz de su cargo diplomático. Batallando entre la crianza de sus dos hijos, su reinserción en la vida social y naturalmente un duelo que no se extingue por la muerte de su esposo a casi un lustro de ocurrido, la protagonista igual se las ingenia a su manera para todos los días salir a pelear la realidad, por más que los tropiezos asomen más voluminosos que las situaciones que terminan de manera feliz, un símbolo de una cotidianeidad que trabaja intensamente en los pensamientos de esta mujer, que por suerte ya no lucha con su peso o ciertos costumbrismos sociales. Así es la forma de iniciar la historia que comanda el director Michael Morris, quien entiende que lo diferente es buscar el tono de comedia desde un oscuro contexto de situaciones, lo que no signifique plantear una opresividad estética, sino describir una vida donde las luces que iluminan su existencia, también desnudan más claramente algunos duros padecimientos.

Regresando a esta nueva producción y dejando en claro que su presencia transmite una demoledora tranquilidad a quienes lo acompañan, la vuelta de Hugh Grant encarnando al mujeriego incansable Daniel Cleaver es pieza central de esta maravillosa historia, donde el brillante actor muy a lo Lionel Messi, no tiene participación todo el tiempo en el relato, pero cuando la película decide recaer en sus hombros para cimentar la estructura de la realidad que afronta Bridget (Renée Zellweger), está claro que el artista concreta geniales comportamientos histriónicos, para que la historia explote en carcajadas incontenibles con este “bad boy” ahora lleno de cabello canoso y costumbres incorregibles, quien ahora se muestra como un inquebrantable amigo de la protagonista. Si la película sostiene tramos de alto impacto humorístico, muchos de ellos lo tienen a Hugh Grant maniobrando la pelota y dando pases actorales dignos de una imprescindible estrella del mundo artístico, donde Cleaver es más que nunca sostén anímico de Jones, por más que entre ellos los recuerdos de amor permanezcan en explosiva latencia cuando deciden recordarlos, sin olvidar algún gesto actual en una fiesta actual muy a lo Benny Hill.

La divertida protagonista en medio del decaimiento recibe la ayuda de sus amigos y entre otras cosas, toma la decisión de volver a trabajar en su puesto de productora televisiva, sin olvidar que una amiga decide abrirle una cuenta de Tinder para que empiece a conocer en esa red social algún caballero que la haga olvidar el dolor de su marido asesinado. Una mañana llevando sus hijos al colegio, en ese resurgir por un lado tomará contacto con el profesor de sus hijos, el maestro Mr Walliker (Chiwetel Ejiofor), con quien iniciará un vínculo de tono social tradicional, pero advirtiendo que hay señales extrañas en ese nuevo contacto con el hombre de color que dirige la actividad colegial. Al mismo tiempo, de paseo con sus hijos en un parque, conocerá a Rooxter (Leo Wodwall), un hombre bastante menor que la ayudará en un gracioso percance con sus chicos en un árbol, asomando bastante sorprendida por la manera en que este cuidador forestal la mira al rescatarla del inconveniente. Algunos días más tarde eso cobrará forma cuando él la contacte por Tinder y la invite a salir.

La historia ubica a Bridget Jones disfrutando muy entusiasmada de esa relación, por más que el asunto generacional en algún momento proporcione la cuota de duro sacudimiento por los estigmas sociales que vive la sociedad del nuevo milenio. Recuperando su magia como productora televisiva y permitiéndose reírse de muchas cosas muy políticamente correctas, ella también carga con el lastre emocional de su padre muerto recientemente, otro golpazo para una mujer que intenta resurgir del peor lugar existente. El interrogante que plantea el film es si ella podrá olvidar a su esposo ya fallecido y abrir su corazón a esta altura de los acontecimientos a otro hombre. Está claro que el talentoso director Michael Morris consigue un acierto mayúsculo al plantear esta historia más que nunca como un “dramedy” (drama + comedia), porque el impacto de las cosas buenas detona en la audiencia como una genuina forma de descargarse de las pálidas existentes. Durante el desenlace, la película establece algunas situaciones icónicas como un acto escolar o una noche de Año Nuevo para mantener esa carga dramática del duelo que debe finalizar, un planteo magnífico para entretener y al mismo tiempo no subestimar lo ocurrido antes.

Filmada en Inglaterra, la película no solo no se priva de mostrar lugares hermosísimos, sino de acompañar muchísimas partes de la historia con canciones impecables para un relato de estas características, sobresaliendo David Bowie con su “Modern Love”, The Clash (“Should I Stay Or Should I Go”), Erasure (“A Little Respect”), Sade (“The Sweetest Gift”) o el mismísimo Robbie Williams cantando el tema central de la saga en los títulos de cierre. La espectacular banda de sonido suma también a muy destacados intérpretes como Rose Morris, Raye, Celeste, Glass Animals, Jessie Ware, Al Green, Elmiene, Dinah Washington, Fatboy Slim, Nina Simona, The Hanseroth Twins, Paloma Faith, Jamie Cullum, George Ezra, Barbara Acklin, Olivia Dean y un track inédito no revelado en los títulos. La música aquí juega un papel destacado en respaldar todos los momentos divertidos y aquellos que desnudan la debacle anímica de la protagonista, un hallazgo maravilloso dentro de los soundtracks con esta impronta ecléptica de pop-jazz-rock bien mixturado en sus componentes.

La película de Michael Morris propone un mensaje sanador para aquellas personas con algunos padeceres como los de la protagonista, donde seguir adelante no significa olvidar; y que ante estas situaciones, “no basta con sobrevivir, hay que vivir”, palabras del músico Harry Styles que Bridget Jones graciosamente evoca como si estuviese citando a un añejo literato, ante la explosiva sorpresa de todos sus conservadores acompañantes. Otro de los grandes aciertos que el film desanda, es que a pesar que hay dos personajes fallecidos en la historia contada, los mismos aparecen con singular frecuencia en el largometraje con nuevas partes filmadas a tal fin, lo que permite que además de estar toda la pandilla de amigos o familiares de la productora televisiva, nadie falte para deleite de la audiencia, un punto fuerte y valioso para mantener a toda esa jungla de acompañantes, los cuales venían de las anteriores producciones remando firme con la artista todas estas situaciones tan hilarantes. Sobresale, tal como era de esperar Emma Thompson, interpretando con mucha eficacia a la disparatada ginecóloga de esta dubitativa madre a contramano de los tiempos que corren. El guión diseñado por los autores Helen Fielding, Abi Morgan y Dan Mazer es buenísimo por donde se lo analice, proporcionando de esta manera una muy original forma de mancomunar a los personajes en una historia súper seductora.

El planteo de cierre argumental en esta cuarta narración, deja traslucir que esta sí es la verdadera y más lograda despedida del personaje, entrelazando con magia y talento el pasado, presente y futuro de un personaje icónico en el mundo del cine. Emocionando mucho más de lo esperable, los fans de la saga la disfrutaran, llorarán bastante y saldrán del cine con una mirada esperanzadora al mundo real, habiendo disfrutado de una genial comedia que realmente merece ser vista más de una vez y formar parte de una futura colección hogareña, para acudir a ella todas las veces que sea necesario recordarla. El fenómeno de “Bridget Jones” en Argentina a la fecha ya cosechó 40 mil espectadores en las salas en apenas dos semanas de estreno, un número espectacular para un verano con muy poca concurrencia a los complejos cinematográficos, a excepción de alguna película pochoclera con superhéroes bastante oxidados. Recomendación imprescindible: Así como todas las películas de acción suelen tener algo más después del desenlace, mientras los títulos del film aquí suben lentamente asoma una gran galería de fotos y varios videos cortos de aquellos momentos de las anteriores película de la saga, provocando mucha ternura con detalles de esos films que convirtieron a esta gran heroína británica en ídola indiscutida de muchas generaciones, las cuales saldrán con una sonrisa inocultable de la sala, pero también los ojos algo húmedos por algunos recuerdos y el sabor de estar ante una despedida inolvidable. El cine mundial sin dudas necesita muchas más películas de esta deslumbrante calidad para encarar la realidad, una historia que el público recordará con muchísimo cariño con el inevitable paso de los años.

“Bridget Jones – Mad About The Boy” (Direcciòn: Michael Morris/ Guión: Helen Fielding, Abi Morgan y Dan Mazer / Intérpretes: Renée Zellweger (Bridget Jones), Hugo Grant (Daniel Cleaver), Colin Firth (Mark Darcy), Leo Wodwall (Roxster), Neil Edmond          (Jeremy), Sally Phillips (Shazzer), Jane Fowler (Henrietta), Toby Whithouse (Alistair), Shirley Henderson (Jude), Gemma Jones (Pamela Jones), Emma Thompson (Dr. Rawlings), Sarah Solemani (Miranda), Neil Pearson (Richard Finch), Jim Broadbent (Colin Jones), Chiwetel Ejiofor (Mr. Wallaker) y otros / Duración 118 minutos)

 

Fotos Film «Bridget Jones:Mad About The Boy» : Agencia Raquel Flotta (Febrero 2025)