Nito Mestre a 50 años exactos del “Adiós Sui Generis”: Una histórica noche de emotivos recuerdos y numerosas reflexiones

El cincuenta por ciento del histórico dueto evocó el medio siglo de la histórica despedida de ese conjunto en el Luna Park, un concierto con una apropiada mirada del pasado y un elocuente mensaje para los viejos y nuevos fans de la dupla musical.

 

(Capital Federal – Sábado 06 de Septiembre de 2025) Exactamente al conmemorarse cinco décadas de aquella histórica noche en la que Sui Generis decidió finalizar su etapa como grupo, ofreciendo dos recitales en una misma noche, el cincuenta por ciento de la famosa dupla pop-rock decidió evocar aquella histórica fecha ocurrida en el Estadio Luna Park, un espectáculo que ingresó a la historia con una separación que marcó no solo el final de esa mitológica formación, sino el lento, progresivo y perceptible comienzo de la carrera solista del compañero que integraba ese formato junto con el artista que el viernes pasado decidió recordar aquella fecha trascendental para la música argentina. Nito Mestre, a sus 73 años, cumplidos el 3 de agosto pasado, decidió recordar “Adiós Sui Generis”, 2 shows ocurridos en el anochecer del 5 de septiembre de 1975 en el Estadio Luna Park. Desde esa fecha al presente, varias cosas ocurrieron, aspectos que no son menores a la hora de poder explicar las características de este tributo que el cantante, flautista y guitarrista realizó anoche en el Teatro Opera, lugar donde el músico concretó esta evocación, aspectos que analizaremos antes de poner foco sobre lo ocurrido hace pocas horas en el famoso teatro de la Capital Federal.

Una supuesta lógica indicaría a primera instancia, que lo más coherente hubiese sido que ambos integrantes del dueto realizaran la evocación de aquella fecha, pero hay algo claro que excede todo razonamiento. Afortunadamente Charly García no está muerto, pero está claro que el gran tecladista y compositor no se encuentra a sus 73 años desgraciadamente en condiciones psicofísicas de concretar ninguna clase de actuación en vivo, artista que a pesar de tener la misma edad que su legendario socio en Sui Géneris, desde 2012 a la fecha evidenció una polémica debacle corporal que afectó sus movimientos, motricidad y su funcionamiento cerebral básico. El deterioro de este músico obviamente no pasó para nada desapercibido para quienes conocen al artista, daño físico que ha crecido de manera elocuente en la post-pandemia, impidiéndole articular sus manos, cantar y lo más grave: García no puede sostenerse de pie, caminar sin caerse y menos valerse por si mismo, pues tras varias operaciones de cadera, una de ellas por una severa infección, al no concretar tareas de kinesiología y otras acciones al respecto, ha perdido todo movimiento, daño que  lo ha condenó a una vida semi parapléjica tan contundente como incomprensible ubicado en una silla de ruedas, el único vehículo que lo traslada de un sitio a otro. Por eso, pensar en una vuelta completa de los fundadores de Sui Generis para evocar aquella fecha del impactante adiós en los escenarios, resultaba una inapelable utopía para cualquiera que se mantenga informado sobre la gravedad del cuadro de salud del talentoso solista nacional, leyenda del rock que permanece alojado en el séptimo piso del edificio ubicado en la esquina barrial con su nombre, en el amplio cruce de las avenidas Coronel Díaz y Santa Fé.

Por más que Charly se hubiese encontrado en correctas condiciones de salud, otro detalle sobresalió acerca de esta evocación realizada a fines de la semana pasada. Sui Géneris a los 50 años de aquél divorcio musical, tampoco hubiese podido concretar el homenaje a ese “divorcio” operativo, porque el Estadio Luna Park, lugar donde el conjunto concretó esa dupla de shows en una misma noche en septiembre de 1975, actualmente está clausurado, sin saberse si en dicho lugar se realizarán las tareas de remodelación anunciadas, puesto que un amparo colocado por ciertas organizaciones porteñas, detuvieron de lleno hasta el momento la tan mentada reformulación del recordado y querido “coliseo de box”. El estadio de la calle Bouchard al 400 luce cerrado, sin ningún tipo de actividad en la zona y con escaso movimiento de personas en su interior, hasta que un fallo judicial dictamine finalmente si la conocida productora “DF Entertainment” puede demoler toda la estructura interior del edificio para construir allí posteriormente, un seudo-equivalente del court “Movistar Arena”, reciente plataforma de conciertos surgida a fines del 2018 que desde su puesta en funcionamiento, cercenó gran cantidad de eventos y espectáculos que realizaba hasta ese momento el edificio que en su momento regenteó el muy popular productor y manager de boxeadores Juan Carlos “Tito” Lectoure.

Por ende, cuando el músico Nito Mestre tomó la decisión de recordar en vivo los 50 años del “Adiós Sui Géneris” debió entender contra su voluntad, que esa evocación sería sin su compañero de aventuras y tampoco en el lugar donde aquellos shows de despedida fueron llevados a cabo, pocos meses antes del desembarco de la última dictadura militar en este país. Varios factores permitieron entender que un show como el ocurrido en el renovado Teatro Opera, una sala modificada gracias a la brillante gestión del empresario Daniel Grinbank a fines de los años ‘90s, no sonara descabellado. Primero porque la proyección del film que retrató esa despedida fue muy bien recibido por la gente y los medios tras el hallazgo de las cintas de celuloide de aquél registro, material rescatado que se pudo ver en  varias proyecciones del exitoso festival “BAFICI 26” este año con localidades agotadas. Segundo, porque el propio Mestre en agosto del año pasado ya había insinuado su pasión evocatoria de ese grupo con dos conciertos (los días 30 y 31 de ese mes), casualmente en el Teatro Opera, recordando los 50 años del disco “Vida” y ofreciendo al día siguiente un set de “canciones de invierno”, dejando traslucir que ni loco se iba a perder la chance de evocar el histórico show doble del Luna Park, justo a 50 años de esa velada doble que pasó a la historia en el rock argentino.

Esta relación de Nito Mestre con el añejo conjunto que más popularidad le deparó en toda su carrera musical, recién en las últimas décadas pareció corresponderle con la intesidad que el artista habrá imaginado a esta altura de su vida, pero el camino para alcanzar en la actualidad un respaldo de esas características se convirtió en un muy dificultoso sendero  saturado de episodios traumáticos. En 1993, el sello Polygram Music Argentina publicó el CD “Nito canta Sui Generis”, un álbum de 14 canciones, grabación realizada durante el año 1992 en Buenos Aires y Miami con la producción artística de Jorge Alvarez, quien decidió reversionar aquellos clásicos ahora con nuevos instrumentistas. En aquél disco participaron ejecutantes como Alex Acuña en percusión, Abraham Laboriel en bajo, John Robinson en batería y Larry Coryell en guitarra sumando también una numerosa orquesta sinfónica. El  presidente del sello por aquél entonces, el recordado productor y editor discográfico Rubén “Pelo” Aprile, respaldó ese proyecto, trabajo que tuvo una recordada presentación de medios en “Prix D’Ami” en la calle Monroe. Esa velada, mientras todos los asistentes degustaban una suculenta cazuela de pollo, circulaban los oscuros rumores  que denotaban que el magistral músico había cobrado medio millón de dólares por hacer ese álbum, información que no fue desmentida ni confirmada oficialmente, pero a juzgar por situaciones futuras, aquél extraño dato en realidad pareció parte de un clima adverso a que alguien trastocase los recuerdos que la mayoría tenía de ese mitológico dueto surgido en el Colegio Damaso Centeno. Resulta importante recordar que Nito aprovechó la salida de ese disco para volver de forma muy intensa a los escenarios, cierre de año que lo halló en diciembre de 1993 actuando tres noches en el estadio de River, nada menos que como telonero del legendario músico inglés Paul McCartney en su primer arribo al país, famosa figura beatle con la que Mestre pudo intercalar algunos minutos de conversación.

En las idas y venidas del músico con su ex-compañero de andanzas musicales en los años ‘70s, había quedado en el recuerdo un par de reuniones del cantante y flautista con Charly en el vecino país de Uruguay, eventos testimoniados en dos videos que circulan en el sitio Youtube. Tres años y medio luego de publicar “Nito Canta Sui Generis”, finalmente tras un episodio físico que casi la cuesta la vida, el notable artista el 29 de mayo de 1997 dejó de consumir alcohol a los 44 años, proceso de desintoxicación que mantuvo a la fecha, en claro contraste con su compañero, que a esa altura de su vida “Say No More” navegaba en aguas turbulentas que lo tenían yendo y viniendo en el diario consumo etílico y de otras sustancias ilegales. Pese a ese aspecto contrapuesto, ambos se reunieron en el 2000 para grabar, también por el sello Polygram, el disco “Sinfonías para adolescentes”, material de estudio donde como era de prever, Charly se apropió de la situación, etapa que los halló ofreciendo un concierto el 7 de diciembre de 2000 en la cancha de Boca, tras el escándalo ocurrido en la Casa de Música, cuando el pianista intentó repeler las duras críticas de los medios a ese nuevo álbum. Tras una gira por Uruguay, Chile y Estados Unidos, en enero de 2001 tocaron gratis en Parque Sarmiento ante 150 mil personas, siguieron de nuevo por Chile y Perú, país donde cerraron la gira continental. De las grabaciones de aquél tour se extrajo material para publicar “Sí – Detrás de las paredes”, disco en vivo que de tanto meterle mano en el estudio para supuestamente mejorarlo, dejó irreconocibles todas esas pistas grabadas de los conciertos, material que la crítica especializada fustigó sin pausas.

Transcurrió una docena de años hasta que ese famoso dueto volvió a ser noticia, cuando a principios de 2013 se inauguró en la ciudad de Mar del Plata una estatua en tamaño real de Sui Generis, ubicada frente al ex teatro La Comedia en la calle Rivadavia. Ese día Nito y Charly se trasladaron a la “ciudad felíz” donde cantaron juntos los temas “Canción para mi muerte” y “Aprendizaje”, momento donde muchos imaginaron una posible vuelta del conjunto a los escenario, pronóstico que jamás se cumplió. Las chances de un regreso a la actividad conjunta quedaron carbonizadas después de esa reunión a principios de milenio y fundamentalmente, tras la muerte de María Gabriela Epumer (guitarrista de Charly) el 30 de junio de 2003 a los 39 años, figura que los analistas describieron como la apropiada moduladora de conductas entre Mestre y García en esa gira cruzando al nuevo milenio. Por eso, cuando ambos estuvieron de paso en Mar del Plata, solo quedó en un grato encuentro ocasional y nada más. Para bajarle un poco la cotización a esa mini-reunión, Charly cerró esa escueta estadía allí en la “ciudad feliz” con una frase hilarante: “podía imaginarme muchas cosas, pero nunca que me iban a hacer una estatua por repartir volantes, tocar rock and roll y fumar porro. Mar del Plata fue el escenario y protagonista de una película en la que otra vez ganaron los buenos”. Estaba bastante claro que Charly y Nito iban por caminos separados en todos los sentidos, por más que hayan aparecido alguna que otra foto de ellos juntos en el costoso y exclusivo Faena Hotel, donde el pianista es huésped de honor. Mientras la salud del bigote bicolor este iba velozmente en picada, Mestre exponía señales de tono contrario, exhibiendo un gran equilibrio físico y mental, últimos tiempos donde el flautista y compositor concretó en 2023 shows con versiones sinfónicas de las canciones más emblemáticas de aquél recordado conjunto. La última vez que se reunieron, sucedió en la escucha del disco “PorSuiGieco”  a mediados de julio pasado, cuando ambos con sus demás colegas, oyeron en el nuevo estudio de Gustavo Gauvry ese álbum remasterizado con temas bonus. En aquél aproach, aparentemente no se mencionó el tema de este anunciado recital en el Teatro Opera, sorprendiendo la presencia del tecladista en el partido que Argentina jugó contra Venezuela, velada en la que García estuvo charlando a solas con el destacado jugador de fútbol Lionel Andrés Messi.

Nito Mestre, muchas veces subestimado por la industria, los medios o el establishment de una estructura que lo destrató muy cruelmente, jamás tuvo en su grata profesión un pelo de tonto. Para encarar el mejor homenaje posible en la sala de la calle Corrientes al 800, se rodeó de tres personas capaces de llevar a buen puerto esa propuesta de recordar dicha fecha de Sui Géneris en el Luna Park a mediados de los años ‘70s. Desde el lado musical, el guitarrista Ernesto Salgueiro, permanente colaborador del músico desde los ochentas, fue el adecuado director orquestal de una banda de siete músicos incluyendo al veterano protagonista, que supo sin dudas como deberían encarar el recorrido de canciones y como plantearlas dentro de la esperada evocación. En lo estrictamente visual y tambièn en otros aspectos escenográficos, Mestre confió en su pareja, la realizadora Pamela Gowland, una mujer muy formada culturalmente que exhibió gran talento para colorear un evento que el tiempo podría haber tornado sepia en su evocación, asistida en esta oportunidad por Sofía Camussi. Valiéndose de un frondoso rescate de fotos, algunos videos no habituales y gran cantidad de objetos existentes, construyeron una gama de proyecciones, pero para lograr un impacto más audaz, trabajaron algunas de esas añejas imágenes con estructura digital, logrando que las mismas tuviesen movimiento, algo que potenció segundo a segundo los diferentes tramos del concierto. Para coronar esta gran estructura de gente especializada a la hora de producir un gran show, Nito sumó a su manager Horacio Nieto como principal productor ejecutivo, un muy calificado realizador de la industria musical que también en su currículum, ostenta hitos trascendentales en el rock argentino de los últimos cuarenta años de actividad tanto en grabación como en producción de espectáculos masivos. Buscando potenciar la maniobra, la agencia CyG (Sofía Conti y Andrea Giorgi) asumió la prensa del evento, proyecto que le peleó cabeza a cabeza los espacios de comunicación existentes al reciente estreno del exitoso film “Homo Argentum”, logrando muy buenos lugares de difusión.

Contando con la colaboración del director Bebe Kamin, aquél que filmó completo el gran dueto de funciones en el Luna Park hace 50 años, la función de anoche a las 21:15 arrancó con varias imágenes de “Adiós Sui Generis”, tras lo cual la banda encaró “Instituciones” con gran detallismo de arreglos. Seguidamente, y estableciendo que el concierto también se permitiría la licencia de incluir otros temas, sonó “Algo me aleja, algo me acerca”, de la época de “Nito Mestre y Los Desconocidos de Siempre”. Lo primero que la gente en la sala pudo palpar es una constante artística a la que no se suele hacer mucha referencia: Nito Mestre mantiene su voz casi al borde de su tono original allá por los ‘70s, dejando traslucir además su excelente estado físico sobre escena, haciendo que sus siete décadas y monedas parezcan exageradas en sus documentos de identidad. La primera parte del show como era de esperar buceó arbitrariamente en todos los temas del dueto y así sonaron por orden de ejecución “Aprendizaje”, “El tuerto y los ciegos”, “Juan Represión”, “Canción para mi muerte”, “Tango en segunda”, “Natalio Ruiz, el hombrecito del sombrero gris”, “Pequeñas delicias de la vida conyugal” y “Cuando comenzamos a nacer”. Bajo la certera batuta de Ernesto Salgueiro (director musical, guitarra y coros), la presencia sobre escena de Fernando Pugliese (teclados y coros), Julia Horton (guitel acústica, teclado y coros), Emmanuel Pineda (teclados), Franco Sampablo (batería) y Pol Tesare (bajo), estaba claro que el repertorio iba a sonar de manera fantástica, actualizado con el sonido de los nuevos instrumentos y estructuras de audio.

Después de las primeras diez piezas, Nito rompió la hegemonía setentoide con una obra posterior como “Distinto tiempo”, uno de sus magníficos topacios como solista. Pero para que nadie pensara que la nave se desviaba de su recorrido, Mestre anunció que encararían un “medley” con temas que formaron parte de la despedida de ese conjunto, pero que no habían cristalizado en registros de estudio. Así sonaron “Bubulina”, “Alto en la torre” y la recordada “Nena”, canción que tiempo más tarde Charly expandió en su arreglo para darle con Serú Girán su verdadera arquitectura como “Eiti leda”. El espectáculo mantenía con grandes aciertos el interés del público, porque además de lo estrictamente sonoro, la gente podía disfrutar no solo de las proyecciones digitales animadas, las fotos nostálgicas y esa gama de videos de aquél momento, puesta audiovisual que sumó varias cámaras haciendo foco sobre los intérpretes, lo que permitió disfrutar del anfitrión en pantalla gigante junto a sus acompañantes. La evocación tras ese sensible popurrí continuó con “Música de fondo para cualquier fiesta animada” y “Una hada, un cisne”, momento donde el anfitrión decidió sumar jugadores extras a la fiesta, invitando sorpresivamente a la joven cantante pop Yami Safdie, para cantar juntos “Quizás porque” y “Necesito”, uno de los tramos de mayor distensión con versiones muy diáfanas de esos inoxidables clásicos. Recorriendo los tres discos de estudio y los tracks del por entonces doble vinilo en vivo, Mestre puso proa también a canciones como “Y las aves vuelan” y “La colina de la vida”, esta última aclarando la colaboración autoral de León Gieco cuando Sui Generis ya era parte de una fracción histórica de aquella década creativa.

La tercera y última parte de este maratónico recital, homenajeando también lo extensas que habían sido esas dos funciones en el mítico coliseo de box, deparó la llegada de “Hoy tiré viejas hojas”, una composición solista que suena tan perfecta como cuando el músico la estrenó a principios de los ‘80s. En la recta final para evocar esa histórica noche en el estadio de la calle Bouchard, Nito y su banda refrendaron “Confesiones de invierno”, la aguerrida “Botas locas” (recordando que solo la tocaron en el segundo show para que la policía no clausurara el lugar), “Lunes otra vez” (con Yago del grupo Ahinda), “Cuando ya me empiece a quedar solo”, “Fabricante de mentiras”, “El fantasma de Canterville” y “Para quien canto yo entonces”, cerrando la lista formal con “Mr Jones”. Aclarando que no iban a llevar a cabo la habitual parodia de irse, para escuchar el pedido de bises detrás del cortinado, Nito sinceró que a la fiesta le quedaban solo dos canciones.

La primera fue “El blues del levante”, con la que cerraron ambos shows en el Luna, desandando como la última pieza del evento en el Opera la trascendental “Rasguña las piedras” (composición que ha sido versionada por decenas de artistas, incluídos Pipo Cipolatti y el propio Charly García para el disco de “Titanes en el Ring” bajo el título de “Machuca las hienas”). Todo hacía presagiar que la fiesta había terminado, mientras los músicos saludaban al borde del escenario. Esa ceremonia de despedida con fotógrafos de uno y otro lado se extendiò algo más de lo esperado, mientras la gente suplicaba a viva voz al menos una canción más en esa histórica actuación. Pudo bastante más la voluntad del público y Nito con la ayuda de su pianista y guitarra líder despachó en total confianza con los espectadores la bellísima “Mariel y el capitán”, haciendo participar a los asistentes del arreglo original. Una fiesta concebida con enorme producción, mucho talento y buenas energías, encontró al público abandonando la sala del Opera cuando faltaban 15 minutos para la medianoche, velada  en la que un equipo técnico grabó todo lo ocurrido para un documental que podrá verse probablemente en una conocida plataforma digital de streaming. A cincuenta años de la memorable despedida, Nito Mestre elaboró un concierto histórico con gran energía, muy despampanantes obras y la voluntad de hacerle justicia a un valioso grupo argentino, una exitosa misión musical de principio a fin.

Nito Mestre – “A 50 Años del Adiós” – Teatro Opera – Viernes 5 de Septiembre de 2025 (Ficha Técnica / Lista de temas: 00) Video Adiós Sui Generis – 01) Instituciones – 02) Algo me aleja, algo me acerca (LDDS)- 03) Aprendizaje – 04) El tuerto y los ciegos – 05) Juan Represión – 06) Canción para mi muerte – 07) Tango en segunda – 08) Natalio Ruiz, el hombrecito del sombrero gris – 09) Pequeñas delicias de la vida conyugal – 10) Cuando comenzamos a nacer – 11) Distinto tiempo (NM) – 12) Medley: Bubulina – Alto en la torre – Nena (Eiti leda) – 13) Música de fondo para cualquier fiesta animada – 14) Una hada, un cisne – 15) Quizás porqué (con Yami Safdie) – 16) Necesito (con Yami Safdie) – 17) Y las aves vuelan – 18) La colina de la vida – 19) Hoy tiré viejas hojas (NM) – 20) Confesiones de invierno – 21) Botas locas – 22) Lunes otra vez (con Yaho Ahinda) – 23) Cuando ya me empiece a quedar solo – 24) Fabricante de mentiras – 25) El fantasma de Canterville – 26) Para quien canto yo entonces – 27) Mr Jones – 28) El blues del levante – 29) Rasguña las piedras – 30) Mariel y el capitán) (Banda: Ernesto Salgueiro (dirección musical, guitarra y coros) – Fernando Pugliese (teclados y coros) – Julia Horton (guitarra acústica – teclado – coros) – Emmanuel Pineda (teclados y coros) –  Franco Sampablo (batería) – Pol Tesare (bajo) // Pamela Gowland y Sofía Camusi (Puesta visual) – Hector Quispe (sonidista) // Horacio Nieto (productor ejecutivo) // Prensa de show: Agencia CyG (Sofía Conti y Andrea Giorgi) // Duración 158 minutos).

Fotos Nito Mestre “A 50 Años Del Adiós”: Rubén Andón para Agencia CyG (Sofía Conti y Andrea Giorgi)  // Fotos extras Difusión Nito Mestre: Prensa Agencia CyG (Sofía Conti y Andrea Giorgi)