Billy Bond concretó su gran despedida de los escenarios con un concierto lleno de recuerdos

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Giuliano Canterini actuó con “La Pesada ” en el Gran Rex, proponiendo un prolongado repaso musical del rock nacional de 1969 a 1975, sumando material inédito en un show acompañado por varias leyendas del panorama interpretativo argentino. A raíz del éxito alcanzado repite show el próximo 13 de agosto en la misma sala.

(Capital Federal – Sábado 01 de Febrero de 2025) Las visitas al país del productor y músico Giuliano Canterini, mucho más conocido como Billy Bond desde que un añejo realizador decidió rebautizarlo en los estudios de la EMI – Odeón para darle un nombre más glamoroso en aquél joven momento, cobraron forma antes de la pandemia primero para la reedición en vinilo de 180 gramos de “BB y La pesada del Rock And Roll”, tras lo cual las siguientes visitas a Buenos Aires apuntaron a concretar un concierto con tono de ópera-rock, que en algún sentido le permitiese reencontrarse con los escenarios porteños. Si bien editar ese trascendental álbum no le demandó demasiadas complicaciones, poder subirse a un escenario después de la pandemia si se tornó una enorme pesadilla bastante traumática, que pudo superar anoche viernes en el Teatro Gran Rex, cuando a las 20:42 todas las luces se apagaron y el concierto se puso en marcha para detenerse casi dos horas y media después. A cincuenta y dos años de su última performance en el país, el famoso y legendario productor, compositor y cantante puso sus pies en escena y todos pudieron ver la felicidad que invadió su rostro ante ese gran objetivo alcanzado. El teatro, tal vez por el temor de una fecha inédita en verano en medio de las vacaciones, solo estuvo habilitado en la platea y la primera bandeja de superpullman, lugares que lucieron pocos segundos antes del show lucían totalmente colmados. La idea del recordado músico argentino que reside en Brasil desde 1975 a la fecha era proponer una particular ópera-rock con actores, bailarines y otros elementos, algo que naturalmente debió adaptarse al escenario de la sala ubicada en la calle Corrientes al 800 de esta ciudad. Que el divertido show de Billy Bond haya llegado a muy buen puerto, también se debió a los destacados oficios de Horacio Nieto, histórico productor y directivo musical, quien se cargó en los hombros este plan del añejo artista para despedirse de los escenarios internaciones, luego de haber publicado su biografía en la post-pandemia. Ahora habrá que ver cuando se conoce el audio de esta ópera-rock presentada en Argentina, ante un público tan fiel como veterano que lo apoyó en esta quijotada interpretativa acompañado de figuras musicales muy conocidas.

Para encarar semejante espectáculo, tal como había anunciado en una aquella conferencia de prensa del 20 de octubre de 2022 en el local Lucille en Palermo, la idea de Billy Bond era poner sobre el escenario a un súper grupo de instrumentistas, algo que finalmente se cristalizó con una numerosa banda de 23 personas sobre el proscenio, amén de todos los artistas invitados que a lo largo del espectáculo irían desfilando por el tablado en distintas partes del show. Fue así entonces que en el Gran Rex hubo dos baterías en las que tocaron Bolsa González, Mailen Eliges y Nico Daniluk, acompañados en bajo durante el evento por Andrés Tersoni, Lu Martínez y Daniel Ferrón. Un poco más adelante, Juan Salomoni y José Lavallén, aportaron sus oportunos conocimientos en las guitarras con el segundo instrumentista también sumando voces, respaldados por Pehuén Innocenti y Juan Robles en los teclados. Para colorear este prolífico armazón rockero, Billy sumó un cuarteto de cuerdas con Lu Stezano (violín), Patricio Villarejo (cello), Rubén Jurado (violín) y Wally Escobar (violín). En una superbanda de estas características no podían faltar los bronces, colorido sonoro que aportaron durante toda la noche Fernando García (trompeta), Gastón Rodella (trombón), Pablo Porcelli (saxo)  y Sandra Vázquez (armónica). El anfitrión no quiso descuidar lo estrictamente coral, por lo que ese vital espectro canoro quedó a cargo de Agostina Bruno, Belén Cabrera, Lorena Alvarez, Lucas Arbués y Menelik Cambiaso, tanto en coros como en algunas voces líderes para el repertorio escogido. 

              

El show arrancó con “Génesis” icónico tema de Vox Dei que tan bien había versionado en 1996 Soda Stéreo para su recital “MTV Unplugged”, aunque aquí el orquestado del añejo anfittrión prefirió tocarlo casi calcado de la versión original, antes de pasarle veloz la posta al protagonista central para que abriese su set canoro con “El niño y el ángel” y “El demonio”, dos estrenos de su ópera-rock. Tras ese arranque con novedades, “El Bondo” (tal como lo llamaban en aquél tiempo al productor) se mandó con añejas gemas del rock como “La bamba” y “La plaga”, cerrando ese tramo nostalgioso con “I Saw Her Standing There”, un enérgico hit de los comienzos del historial publicado por The Beatles, donde estuvo acompañado por Fernando Sanmartin, quien suele homenajear a Sandro en sus recitales en las últimas décadas.  Casi despachando un recordatorio al tema de Serú Girán “Cuando miro las nuevas olas” del disco “Bicicleta” (1980), con aquella mítica frase de “te acuerdas de Billy Bond cuando cantaba la del limón”, el adrenalínico octogenario interpretó “Mi limón, mi limonero”, tras la cual sin pausas encaró muy entusiasta “El toro campeón”, aquella recordada página escrita por Hugo Fattoruso y Florencio Escardó. Esa primera parte del evento culminaría con la volcánica versión de “No pibe” de Manal, con la despampanante presencia de Patricia Sosa y Black Amaya en la batería, donde la voz de “La Torre” ofreció una demoledora masterclass sobre como dominar al más rebelde de los públicos, en un concierto con tantas emociones mezcladas.     

El segundo tramo depararía el recordatorio de aquellas canciones más emblemáticas del rock argentino en aquél bloque inferido, un vertiginoso set donde el constante ingreso de artistas invitados, no dio respiro a la numerosa audiencia para identificar quienes ocupan los distintos puestos de interacción. Luego de “Verdes Prados”, la primera figura de alto impacto ochentoso fue Daniel Melingo, quien en algunas fotos registradas en redes en ensayos dejó traslucir que una parte vital de “Los Twist” acompañaría al anfitrión. Fue así que la fiesta musical lo halló al talentoso vientista cantando “Voy a ver un amigo”, tras lo cual permaneció en el proscenio para tocar su instrumento en “El diablo indecente”, otro de los estrenos que tuvo el espectáculo. El recuerdo de Norberto “Pappo” Napolitano se formalizó con “Adónde está la libertad”, momento donde el bajista Machi Rufino, el batero Black Amaya y el guitarrista José Lavallén encarnaron el homenaje al power trio blusero del violero de Paternal. Apenas estos músicos bajaron del proscenio, la lista deparó otra canción inédita llamada “Nunca seremos iguales”, donde la banda acompañó a la famosa modelo y cantante Carolina Peleritti, quien vestida con un poncho enorme y unas suaves sandalias sedujo al público con su voz, sin olvidar su inocultable sensualidad.   

Después del instrumental “El parque”, la cosa se tornó inicialmente blusera con los tracks   “Conscientemente todo, todo lo podrás lograr” y “Para qué nos sirven” canciones en las que participó Miguel Vilanova “Botafogo”, primero con el lap-steel y después con una eléctrica de colección, aunque ambos instrumentos sonaron bastante bajos de volumen en la mezcla general de ese escenario tan poblado de instrumentistas. A continuación y sin demasiadas pausas, llegaron los temas más rockeros del listado con “Salgan al sol”, donde tomaron parte cantando Boom Boom Kid, mientras el trío eléctrico lo conformaban Dani Ferrón en el bajo, Bolsa González en batería y Gori en la guitarra eléctrica  Uno de los momentos más emotivos sin dudas fue la llegada a escena de Alejandro Medina, bajista de Manal que lucó muy recuperado de salud, para cantar “La maldita máquina” (de matar) donde se sumaron Kubero Díaz y Alambre González en las guitarras, mientras que en la segunda  batería tocó Isa Portugheis, un emotivo tramo donde los aplausos se hicieron permanentes con mucha expresividad. Todo siguió a tono con “La pálida ciudad” con el agregado de Juan Rodríguez (Sui Generis) en batería a los anteriores invitados. Estaba por llegar uno de los momentos más esperados por todos los espectadores y apenas las tres guitarras marcaron su repiqueteo febril, la gente se adelantó al anfitrión cantando “La marcha de San Lorenzo”, tema donde el dueño de casa instruyó a la audiencia en que momento hacer los coros. Fue tal la euforia desatada, que el cantante que porta 80 años se bajó del escenario para cantarla en uno de los pasillos de plateas, mientras la audiencia la entonaba con mucha virulencia a brazo alzado. Finalizada la misma, los espectadores entonaron “Patria Sí, Colonia Nó”, conducta que teóricamente pudo leerse como una especie de mojada de oreja de la audiencia a la actual estructura gubernamental del país.     

 

Cuando nadie lo esperaba, regresó un muy embravecido Alejandro Medina para cantar con el anfitrión “Tontos”, uno de los himnos de La Pesada , sin dudas uno de los tramos que más celebró la audiencia reunida. De rockeado furioso a pop gentil sesentoide, el cambio fue brusco y entonces sonó “Gracias al cielo”, donde Billy recibió la compañía de Pipo Cipolatti y Daniel Melingo de Los Twist, canción que sumó al vocalista Alfredo Pería (Mimilocos) en coros, mientras subían al escenario Fernando Noy, Barby Aguirre y Sandra Vázquez, para darle más fuerza a esas paredes corales. Guillespi, pocos metros atrás de esa estructura, ponía su trompeta característica para un tema que en su momento fue muy difundido en la tv por Roberto Pettinato con su ciclo “Duro de Domar”. Luego que ese eufórico bullicio fiestero se aplacó, el rock volvió a copar la parada con “Las Guerras” (Vox Dei), instante donde subió a escena el legendario guitarrista Ricardo Soule, acompañado por Alambre González en las seis cuerdas, un material en vivo muy aplaudido por la concurrencia.

Todavía a esta ópera rock le quedaban algunos capítulos más, con la inédita “Réquiem” interpretada por toda la orquesta rockera en la que sobresalió el experimentado violero Claudio Kleiman, de notable precisión en sus intervenciones. Otro episodio ligado a la picardía pop fue con el inédito “Enfermeras”, obra a la que se le adicionó un fragmento de “El primero te lo regalan, el segundo te lo venden”, (hit de “La dicha en movimiento”) con la graciosa y divertida participación de Pipo Cipolatti.  El desenlace del show llegó con “El héroe”, con Machi Rufino en bajo para ese tema brasileño titulado “O Herói”. El anfitrión se permitió un breve homenaje al famoso disco “Quienes son ellos”, de “Billy Bond y sus Jets” (Serú Giràn), cuando tocaron “¿No te sobra una moneda”, canción en la que participaron Javier Malosetti en bajo y Juanito Moro, el hijo de Oscar, con aquella letra de Charly que tanto sonó en los ‘80s. La fiesta ya había puesto sexta velocidad y tras la climática “Alguna vez será”, llegó el golpe de knock out con “Cuando ya me empiece a quedar solo” del duelo  Sui Generis, cantada por León Gieco, nada más y nada menos que acompañado por Rodolfo Mederos en bandoneón, quien por esas cosas del destino había tocado ese distintivo instrumento en la grabación original del tema. Esa obra de la dupla García/Mestre pareció enmarcar el mensaje de la sentida despedida de Billy Bond de los escenarios, con ese clima triste y opresivo, que recibió en el final una estruendosa ovaciòn del público cuando faltaban pocos minutos para concluir el recital. Para cerrar semejante convención de grandes leyendas musicales, “El Bondo” hizo subir a todos los invitados al escenario para cantar “Soy el rock”, otro estreno pensado como conclusión de la mentada ópera-rock finalmente corporizada en un concierto. Los espectadores, que buena parte del show habían permanecido de pie, ovacionaron a las casi 70 personas sobre el proscenio, tras lo cual el evento concluyó muy pocos minutos antes de las 23 horas.

La conducta de Giuliano Canterini sobre escena transmitió gran seguridad, por más que en muchísimos pasajes haya decidido caminar permanentemente de un lado a otro del escenario, casi como si estuviese haciendo una visita guiada al proscenio, revisando que en ese lugar nada estuviese sin verificación. Billy Bond supo coordinar bien las canciones del glosario rockero con todos los temas nuevos, generando así una dinámica amena, más allá que ese previsible caos de músicos subiendo y bajando todo el tiempo del escenario, le aportó un previsible conflicto sónico al momento de ofrecer a la audiencia un audio lo suficientemente prolijo en toda esa situación. La mayoría de los invitados sonaron en la mezcla final de forma aceptable, más allá que algunos en unos breves segundos el audio de sala pareció quedar preso de un silencio algo preocupante, pero casi inmediatamente ese canal de audio asomó contundente y claro. El amplio escenario, amén de proponer adecuados niveles de operación, incluyó un sector para el anfitrión en el que convivían un camarín abierto y la contiguidad del sector donde entraban y salían los artistas convidados al fiestón rockero, permitiendo así tener en claro que ocurría en escena sin perder detalles. En la mitad del concierto no pudo con su genio y admitió que “me hago el canchero, pero en el fondo estoy súper emocionado”, tras lo cual despertó aplausos muy contundentes del público.

Acorde al sentido de humor que suele caracterizar sus apreciaciones, recordó los tiempos en que la policía hacía redadas en los recitales buscando sustancias ilegales tóxicas. En ese momento Billy dijo que “si sos un tipo inteligente y te drogás, no vas a dejar por eso de ser inteligente, pero si sos un pelotudo, con las drogas vas a ser un gigantesco pelotudo y nadie te va a aguantar”, desatando prolongadas risas en la audiencia. Canterini también en uno de los tramos del show recordó la desaparición de un sitio emblemático de aquél movimiento rockero al indicar que “todos nos reuníamos en los estudios Fonalex, pues ya había cerrado “La Cueva ”, no había tantos sitios en donde reunirnos”. La mirada del muy experimentado cantautor y productor dejó traslucir su incomodidad con ciertos referentes de la música de aquellos años, velada donde no existió ninguna referencia a figuras de la actividad como Moris o Gustavo Santaolalla, manteniendo una enemistad bastante belicosa con este último.

Aunque la revisión del repertorio supuestamente pareció abarcar el contexto del período 1969-1975, algunas canciones fuera de ese período se colaron en el show, tal el caso de la mitológica y divertida “El primero te lo regalan, el segundo te lo venden”, una obra del grupo “Los Twist” que recién se publicó oficialmente a fines de 1983. El planteo del anfitrión fue retratar los tiempos sociales de aquella etapa, los cuales fueron ilustrados con proyecciones de la última dictadura en Argentina, algunos celuloides de noticieros de la segunda guerra mundial y un fragmento del film “El Gran Dictador” de Carlitos Chaplin. Está claro que la mayoría de asistentes al concierto de Billy Bond en el Gran Rex y La Pesada
fueron gran parte de aquellas personas que vivieron esa época social y artística del famoso músico, y un poco para congraciarse con aquellos que presenciaban el espectáculo, este conocido realizador no tuvo mejor idea que respaldar aquella frase que pronunció en el Estadio Luna Park en 1972, cuando expresó “Rompan Todo!”. Ubicado en ese diminuto camarín al aire libre, el productor miró al público promediando la ópera rock y expresó que “hoy lo volvería a decir…Rompan Todo!”. Ese tipo de gesto, también coincidió en una velada en la que algunos pretendieron convertir a este concierto en una trinchera ideológica favorable a la oposición, pero el anfitrión evito meterse en esa grieta, buscando que su show no fuera un meeting político, por más que ciertos cánticos de una parte de la audiencia alentasen al Partido Justicialista, coincidiendo con algunas imágenes de archivo proyectadas en pantalla donde se vieron a Juan Domingo Perón y Evita en las filmaciones del viejo milenio.                 

Cumpliendo su sueño de concretar en vivo su ansiada ópera-rock, en la que combinó los clásicos de su carrera junto a abundante material inédito, Billy Bond ofreció en la famosa sala porteña de la calle Corrientes un espectáculo totalmente acorde a su singular estilo, coloreado con ciertos excesos y desprolijidades, pero al mismo tiempo, su hidalguía y forma de sostener su defensa del capital cultural rockero durante tanto tiempo, dejaron expuesta la indiscutible calidad de sus trabajos. Mostrando al concluir su concierto una sensación tal vez bañada de melancolía y tristeza, simplemente prefirió que las canciones expusieran su carrera, utilizando al tema “Cuando ya me empiece a quedar solo” de “Sui Generis”, como un apropiado y conmovedor canto de cisne en un show que como muchas de sus realizaciones, quedará sin dudas marcada con firmeza en la historia artística.

Fotos: Sandra Calandrino para Agencia CyG Prensa (Sofía Conti y Andrea Giorgi) // Alejandro Pribluda (Fotos SatKing Agency)