Nahuel Pennisi mostró su destacada calidad interpretativa en el “Festival Palpitar 2025”, cautivante espectáculo realizado en el Centro Cultural Konex

En una presentación que convocó 1000 personas para este evento en el Abasto, el cantautor de Florencio Varela repasó sus tres discos como solista sumando varios clásicos telúricos, jornada en la que también se presentaron previamente la solista Milena Salamanca y los “Campedrinos”.

 

(Capital Federal – Domingo 23 de Marzo de 2025) Ver a Nahuel Pennisi en vivo significa abrirse a un artista que construyó su carrera desde el llano de la dificultad, sin permitirse nunca la circunstancia de ostentar victimización por su durísimo inconveniente de salud desde el mismo momento en que nació. Pero al mismo tiempo, este joven que creció y se convirtió en un hombre de 34 años que hoy seduce a millones apenas acompañado con su guitarra, se las ingenió para superar esa ceguera causada por una microftalmia y descubrir que tenía no solo el don de cantar con muchísima gracia y sensibilidad, sino la bendición de poder “observar” esa gama de melodías que los demás no divisamos, un muy invisible sendero de bellos sonidos encajados entre sí con magia y delicada simpleza. Anoche, casi cuando Buenos Aires se preparaba para recibir una tormenta fronteriza entre un verano de duración XXL y un otoño que no muestra ganas de hacernos compañía, subió al escenario del Konex Indoor para sacar conejos y estrellas de su guitarra, para mostrar que a la hora de construir las mejores canciones posibles, solo hace falta mucha paciencia, buenas ideas y genuina pasión por la música.

Encargado de cerrar la edición 2025 del “Festival Palpitar” en el centro cultural ubicado en la calle Sarmiento 3131, Nahuel Pennisi solo necesitó en ese anochecer la compañía de su guitarra para trasladar al numeroso público a esas actuaciones que deberían ocurrir de manera más frecuente, sin la parafernalia de muchos ejecutantes en escena y un dossier de efectos para darle pomposidad a sus temas. La gente reunida en el anfiteatro previamente había degustado el percutir rítmico de la cantante Milena Salamanca, una artista que supo bancarse el desafío de abrir un festival de esta temática telúrica sin exponer fallas, dando al triple banquete un inicio apropiado con sus canciones. Traspasó la posta luego de  40 minutos a los “Campedrinos”, una muy dinámica dupla canora formada por Sergio Prada (Campana) y Agustín Fantilli (San Pedro), dos afiatados intérpretes de 27 años que llegan a este destacado presente, tras comenzar de manera profesional hace un década, cuando la fenomenología de los programas de tv buscando nuevas voces comenzaba a evidenciar un cierto desgaste estructural. Eran las 19:30 y el dueto vocal respaldado por un cuarteto de guitarra, bajo, acordeón y batería, supo que no podía andarse con volteretas innecesarias para mostrar lo que saben hacer.

“Campedrinos”, nomenclatura que mancomuna dos localidades bonaerenses con enorme cantidad de incipientes artistas en la última década, profesa un estilo que halla raíces muy identificables en el ADN de “Los Nocheros” con ese folklore romántico, pero sumando a esa estructura la picardía provincial, buenos empalmes vocales y enorme simpatía hacia la audiencia contagiando a los centenares de chicas que suspiran con insistente frecuencia en sus conciertos. Sergio Prada y Agustín Fantili acumularon un repertorio chequeado en sus conciertos que funciona impecable, donde sobresalen temas como “Bailarina Carpera”,  “Nada tengo de ti”, “Llorarán tus ojos”, “Mujer niña y amiga”, “Gallitos del aire” y “Por esas calles del amor”, un espectáculo que sube de voltaje con “La revancha”, “Juan de la calle” y “Si estaba donde nací lo que buscaba por ahí”. El ágil show de los “sanpedrinos acampanados” suma también clásicos como “Luna cautiva”, “Luna Tucumana” y “Zamba de mi esperanza”, para rematar un bloque muy cuidado con la contagiosa “Festivalero” y el perceptible perfume del Chaqueño Palavecino con “El dedo en la llaga”, concierto que dejó todo a temperatura apropiada para el espectáculo central.

A las 20:30 y con un anfiteatro que acusaba el calor de una tórrida jornada sin piedad para el organismo, Nahuel Pennisi no se anduvo con vueltas y subió al escenario sabiendo que su set, algo más extenso que el de sus colegas, le permitiría crear otros climas a lo largo de setenta minutos para deleite del público reunido, en una noche con ese desbordante e inconfundible fervor que provoca la renovación del folklore argento. La forma de tocar del artista oriundo de Florencio Varela merece muchísima atención, porque ya existían otras figuras en el horizonte mundial con esta dificultad física, pero lo del músico nacido en suelo bonaerense es una grata reinvención de otros referentes. Aunque no profesa un interés demasiado concreto por el blues o rock, Nahuel coloca su guitarra electroacústica sobre sus piernas de la misma manera que lo hacía el recordado canadiense Jeff Healey, un brillante ejecutante que había sufrido de muy pequeño una retinoblastoma, enfermedad que lo obligó a emprender su carrera como ejecutante con esa inicial desventaja que poco después revirtió con su talento y sentimiento en las seis cuerdas. Pennisi, a diferencia del ya desaparecido violero de Canadá, toca su instrumento como performer zurdo, usando su mano derecha con distintas técnicas de tapping para construir acordes, sin olvidar que sus dedos se mueven como los autos de Indy Car para armar melodías implacables. Dejando a todas luces entender que su romance con el diapasón funciona de memoria, aplica muchos y variados recursos de ejecución, postura donde su mano izquierda no solo sabe calentar calderas con estratégicos rasguidos, sino armando paredes armónicas de gran eficiencia.

Nahuel sabe lo que es entretener a distintos públicos, fruto de haber tocado como artista callejero en las peatonales de Lomas de Zamora, Quilmes y la mismísima calle Florida, pero su sentido más calibrado son sus oídos, capaces de detectar en el respetuoso silencio de sus oyentes, donde intercalar volúmenes más delicados, aplicando metodología propia de un pedal de sustain, para jugar con las alturas de su voz abrazada a su guitarra  A los 34 años, con tres discos solistas (Primavera – Feliz – Renacer) y cuatro premios Gardel en sus estantes hogareños, el músico de la Provincia de Buenos Aires propuso un listado con subidas y bajadas rítmicas bien calculadas, provocando siempre ese clima cómplice para generar sutiles atmósferas o adrenalínicas guitarreadas poli-rubro, donde su voz vuela a voluntad recorriendo varias octavas como un biplano cantor con ajustada destreza. Dando a sus comensales sonoros la degustación de un variado caleidoscopio de temas, el artista de melena tradicional sin raros peinados nueos o estrambóticos cortes post-milenium va generando casi sin proponerlo, un vínculo invisible con una audiencia que valora allí cada segundo del joven sobre el proscenio armado en el barrio del Abasto.

El concierto arrancó con “Soy Juan del monte”, “Abrojito”, “Hoy” y “Por segunda vez”, estacada que fue explicando entre canción y canción, pendiente de la respuesta de todos sus seguidores en esa emotiva performance. El show ganó en variación con “Corazón santiagueño”, “El día muere en la noche”, “Hacia el corazón del vino” y “Toco y me voy”, pero decidió poner retro-cohetes para entonar “Serenata a Cafayate”, mientras gran parte del público sumó voluntariosos coros en medio del calor reinante. La ajustada faena del varelense  concluyó con “Desvío”, “Eterno Amor”, “El humahuaqueño”, “Hoy”, la enérgica “Mundo”y su inmaculado hit pop-folk “Universo Paralelo”, que provocó al final la mayor ovación de su recital. Lejos de comportarse como un divo operístico quedándose con el cierre global del evento, Nahuel Pennisi de inmediato llamó al escenario a Milena Salamanca y los “Campedrinos”, para clausurar de una manera coral una acertada trilogía folklórica en un espacio destacado lejos del microcentro. Ya en un previsible plañ “We are the World” con guitarras y bombo,  los artistas sobre escena regalaron versiones muy entretenidas de “Zamba para olvidar”, “Al jardín de la republica” y “Dejame que me vaya”. Pcoos minutos después de las 22, la gente dejó el lugar bastante sorprendida por la humedad del suelo, tras un chaparrón que presagiaba una tormenta muy fuerte durante la noche, luego de haber disfrutado una variada propuesta sonora, esa  que justificaba resistir al calor y escuchar casi sin distracciones temas que están en el alma y corazón de muchos oyentes.

 

Prensa «Festival Palpitar 2025» y Foto lateral: Prensa Lorena Martínez // Fotos Shows «Festival Palpitar 2025» (frontales) : Gabriel Imparato para «Tormato Visual Studios» (2025)