La joven dupla actoral presenta en el Metropolitan City 2 una pieza de Laura Earson, autora de la serie “House Of Cards”, agudo retrato de una nueva sociedad donde el ampuloso progreso digital perfuma las nuevas crisis y ambiciones de este milenio.
(Capital Federal–Martes 14 de Abril de 2015) Prececida de bastantes situaciones poco o nada relacionadas con la obra y su contexto teatral, finalmente debutò la versión nacional de la pieza“Sexo con extraños”, una realización de la flamante productora“Blackwing”,un emprendimiento del joven actor Gastòn Soffritti junto a sus socios Diego Coràn e Isidoro Gorkin, quienes adquirieron a la agencia Williams Morris Endeavour los derechos para su representación en Argentina. Esta pieza de Laura Earson, autora y responsable del guiòn, es un fresco que la realizadora de“House Of Cards”propone al público con la necesidad de mostrar los valores deteriorados de una sociedad que se debate en crisis y ambiciones de todo tipo, mientras la tecnología perfuma muy tóxicamente cada una de sus acciones sobre el escenario del Metropolitan City, moderno plafón porteño elegido para interpretar esta pieza que en noventa minutos muestra con lujo de detalles como dos personas pueden estar muy lejos a pesar de estar muy cerca físicamente. “Sexo con extraños”es un fresco que cuenta con buenas pinceladas la particular historia de Ethan Kane (Gastón Soffritti) y Olivia Lake (Guillermina Valdés), ambos pertenecen a dos generaciones distintas pero en ese casual encuentro una pasión compartida de diferente forma circunstancialmente los irà uniendo y separando a velocidades inesperadas.
Kane es un blogger estrella, bastante famoso por sus relatos sexuales en la web, quien por esas circunstancias de una adversa situación geográfica y climática se encuentra con ella, la talentosa novelista Olivia Lake. Desde el accidentado inicio ambos desearán lo que el otro posee, tiempos donde la atracción se convertirá en sexo, aproximaciones físicas para perfumar ese lado oscuro de la ambición mientras la imposibilidad de reinventarse a sí es un fiel faro moral que los ilumina segundo a segundo en una puesta escénica càlida para ese primer tramo de historia donde los cuerpos se entregaràn continuamente al placer que ambos quieren ofrecerse. Uno de los puntos fuertes de esta obra es mostrar la exclavitud y dependencia que la tecnología genera sobre las sociedades supuestamente modernas, algo que podrá comprobarse cuando Kane sea anoticiado que en esa posada arrinconada por la nieve no hay wi-fi funcionando momentáneamente, lo que le provoca una crisis tan dura como patètica en el desembarco a esa casa en la que una mujer irà lentamente ofreciendo su sensualidad y actitudes mientras estudia el panorama gestado en el encuentro. Dando al evento una contemporaneidad muy perceptible con variadísimos elementos, los conflictos sobre los prejuicios, el amor, la literatura, las redes sociales y la desesperada búsqueda de la realización personal, màs allà de invitar a preguntarse cuál es realmente el límite para nuestros deseos, dejan expuestos los sentimientos de dos personas especulando sin pausas en una relación que lentamente irà desconfiguràndose con conductas muy erosionantes.
La pieza muestra en esa primera mitad las necesidades y problemas de ambos, matizados con la sexual unión de sus pieles en una sugestiva puesta escénica, relación que detona en cada diàlogo un vìnculo incòmodo entre sus protagonistas, mientras proliferan elementos que desnudan las preocupaciones que la dupla conlleva en esa forzosa unión mientras las sonrisas coreografían una crisis que tiempo màs tarde será inevitable. El quiere conseguir la ayuda de la novelista para una aplicación de su sitio web,mientras que ella avala que su segunda novela sea publicada por una editora major a gran escala mundia, contacto que el exitoso blogger permite y plantea en esa conveniente extorsión dual. A mitad del relato la mujer indagarà en el pasado digital de su compañero, tramo de la pieza donde una notable puesta visual con proyecciones en los laterales y el frente del escenario permitirán acceder a un adrenalìnico flash-back con imágenes tan perturbantes como clarificadoras sobre las cosas que sucederán. Ambos finalmente se encuentran en New York en un departamento y las cosas dejaràn de cubrirse con velos para mostrar las cartas sin ocultamientos, tramo del guiòn donde la historia deja apreciar el aprovechamiento mutuo de dos personas en la imperiosa necesidad de encontrar soluciones a esos problemas, esos que el nuevo milenio les han planteado en esta particular etapa de sus existencias.
Poniendo lo mejor de sì para contar con cuidado esta historia que muestra lentamente una crisis con desenlace inesperado, las actuaciones de Gastòn Soffritti y Guillermina Valdez corporizan con calidad y esmero un relato que seducirà a la platea joven y no tanto, punto donde el carisma del primero se ve advierte en la cantidad de jóvenes que acuden para un aproach màs directo con el intèrprete de varios ciclos televisivos. Con un inicio bastante impulsivo que luego modera con exacto ralentamiento, Soffriti compone un ambicioso y desprejuciado blogger, conducta que en escena irà incorporando los juguetes tecnológicos que tanto admira una parte de la actual sociedad. Por su lado Guillermina Valdez muestra notable precisión, equilibrio y buenos comportamientos para componer una escritora algo mayor que su coequiper, actuación que a lo largo de la pieza gana en seguridad y ritmo en un relato donde su papel destila las necesarias ironías del libro encarado. Superado veloz y presurosamente los nervios del debut, ambos artistas responden con exactitud a la batuta del director Diego Coran Oria, quien ha sabido equilibrar con justeza todas las energìas existentes sobre escena para confluir en una historia sin desniveles. La obra en sus zonas màs oscuras se ve iluminada por los chirimbolos técnicos que usan los protagonistas, pero también la platea desde el inicio es reticente a apagar sus celulares o i-phones, generando un impresentable arbolito navideño gracias a aquellos que se niegan terminantes a apagar esos narcóticos juguetes electrónicos del nuevo milenio, ese donde el“sexo con extraños” calza con carnadura creìble para mostrar una sociedad muy herida en sus valores claves.